Atraccion prohibida

Capitulo 4: Jacob Black

¡Trágame Tierra! ¡Hazlo ahora O si no… lo haré yo misma! Por Dios, no lo podía creer, Jacob Black, era… era… tan…mucho mejor que Cullen. Y para decir que esta mejor que Edward, era demasiado

-Un gusto, Jacob Black- dijo extendiendo su mano

-B...Be...Bella…Swann…- tartamudeé

-Ah… tu eres Bella ¿Cierto?

-S…ss…si

-Ánimos chica, no muerdo

Me guiño un ojo y eso termino por derretirme ¿Es el karma el que no me quiere? Alguien carraspeo a nuestro lado y rompió la burbuja de ambos, quizás por fortuna o des fortuna. Y no podía reaccionar ante la belleza de mujer que mis ojos veían

-Lo siento- se disculpo- Te presento a mi esposa Reneesme

-Bella Swan

-Un gusto- contesto indiferente, al igual que la esposa de Edward

La esposa de Jacob era guapísima, era una mujer alta, con unas curvas provocadoras, un cabello con tonos dorados y ondulado hasta la altura de su cintura, piel blanca y tersa y unos hermosos ojos grises y vestía un vestido rosa pastel muy provocativo, en estilo corsé con varias piedrecillas en la parte del pecho, y una gran y provocadora abertura desde los pies hasta un poco más arriba del muslo de la mujer, todo liso y con unos pequeños holanes al final del mismo, y aquella Diosa contrastaba bastante bien con aquel Dios. Moreno, musculoso, alto –un poco más alto que ella- cabello negro corto y ligeramente rebelde, ojos cafés claro e intensos y una hermosa sonrisa blanca y perfecta, que parecía modelo de pasta dental y él, iba vestido con un traje azul marino una camisa blanca y una corbata azul celeste. "Perfecto" pensé

-Tierra llamando a Bella…. ¿Bella?

-¿Eh?

-Bella- dijo Embry sacudiéndome un poco

-¿Qué sucede Embry?- dije sin poder despegar mis ojos sobre aquellos dos adonices

-¿Bailamos?

-Claro, vamos, hasta luego- me despedí de ambos, a lo que Jacob me correspondió con una sonrisa y la esposa simplemente me ignoro.

Cuando llegamos a la pista Embry y yo, nos dedicamos a bailar, él solo me movía al ritmo de la música y yo lo acompañaba, ninguno de los dos hablábamos, yo estaba demasiado shockeada como para poder emitir palabra alguna. Y agradecí mentalmente porque Embry no me tratara de hacer plática, ya que solo pensaba en aquel monumento de hombre.

¿Por qué tenía que ser casado? ¿Por qué tenía que ser prohibido? Si al menos no fuera casado…. ¡Hey! espera Isabella, ¿Qué piensa? ¿Te volviste loca? ¡ES UN HOMBRE CASADO! No puedes pensar ese tipo de cosas, claro que no. Es casado, con una hermosa mujer como esposa, y de seguro debe de tener unos hijos igual de adorables y perfectos como él y... y…

-¿Te afecto tanto el conocer a Black?- dijo de una manera burlona Embry

-Yo…-dije dando una pirueta- No

-Pues tu rostro dice lo contario, cambia la expresión que su esposa te está matando con la mirada- me susurró

Volteé discretamente y así era, la esposa de Jacob me miraba de una manera muy envenenada, y aunque ambos estaban bailando ella no me quitaba la mirada de encima; y después hizo algo que me puso peor. Beso a Jacob frente a mí. ¿Quería marcarlo como de su propiedad? ¿Qué le pasaba? El algo sorprendido correspondió el beso de su flamante esposa, y ella solo me miraba dándome a entender "El es mío, acércate y te mato" Después de aquel beso –que hizo que me molestara por una extraña razón- Ella le susurró algo a Jacob y se fue dejándolo solo en medio de la pista.

Ignoré completamente lo que haría Black y seguí bailando con Embry, la nueva canción que había en pista Everlong* El y yo íbamos al compas de la música hasta que choqué con alguien de espaldas.

-¿Bella me permites esta pieza?- dijo aquella voz masculina que me había traumado un tiempo

-Yo… este… si- dudé

-Te veo en la mesa Bella- dijo Embry alejándose de mí y dejándonos solos completamente

El me tomo de la mano y en cuanto nuestros dedos rosaron sentí una extraña sensación como de descarga eléctrica, pero traté de ignorarlo, aunque al parecer Jake también lo sintió, después, coloco su fuerte y grande mano en mi pequeña cintura y yo coloqué mi mano en su hombre y comenzamos a bailar al ritmo de la canción, con pasos lentos, nada de acuerdo al ritmo de la música solo existíamos él y yo; encerrados en nuestra propia burbuja. Nadie hablaba, no hacía falta hacerlo, los movimientos y las miradas decían todo, estábamos como conectados.

-¿Tu…Edad?- jadeó

-Dieciocho

-Es muy chica…-susurró más para el que para ambos

-Cuéntame de ti Bella- me habló con voz grave

-Bueno, tengo dieciocho años, me gusta la música, leer, comer chocolate, dormir, estar con mis padres y mis amigos, salir al cine, ver el atardecer, soy la asistente personal de Edward Cullen y la mejor amiga de su asiste señor Black- tenía que marca distancia, el era casado

-Dime Jake- susurro

-Jake- repetí

En un movimiento repentino, el me apretó más contra él, y pude sentir TODO su cuerpo, y cuando digo todo es todo. Tan perfecto y delineado, tan marcado, hermoso y musculoso, sentí como mis pezones se endurecía por debajo de la tela ante aquel contacto. "Espero no lo noté" pensé Ambos nos movíamos sin ningún sentido solo estábamos juntos "bailando" sin percatarnos de nuestro alrededor

-Soy socio de los Cullen, tengo veintisiete años, estoy casado- dijo eso con un deje de tristeza- me gusta el deporte, también me gusta la música, leo libros de todo, saco a pasear a mi perro, y me gusta la compañía de buenas personas…

Poco a poco acercaba su rostro al mío, y pude oler su fragancia con mucha mayor intensidad. A bosque y naturaleza, algo tan masculino que aspire con fuerza para que se me quedará grabada en la mente por siempre, cuando me percate de que su hermosa boca estaba entreabierta, tuve que alejarme de él. Me iba a besar, de eso no había duda; pero no podíamos. No debíamos

-Lo siento- me disculpe y salí en dirección al baño

-¿Qué te pasa Swan?- hablaba conmigo misma- no puede pasarte esto, no a ti, y menos con él, el es prohibido,

Entre al baño y me refresqué un poco el cuello, observe a mi alrededor y no había nadie así que suspire frustrada. Me mire en el espejo y había reflejada una muy sonrojada y agitada bella, con las pupilas de los ojos dilatadas y con un brillo sumamente aterrador…Deseo.

-No puede ser- susurré

Mientras me acomodaba el cabello, oí como se abría la puerta del baño y se cerraba, no le preste atención, pero después me asusté al verlo parado frente a mí, de la misma forma que yo. Con los ojos dilatados y brillando por la misma causa… Deseo. Solté un grito de horror y mi piel dejo de estar coloreada para tornarse pálida.

-¿Qué haces aquí?- escupí volteándolo a ver

-Yo…- estaba nervioso- no lo sé… pero... de... lo que se… es que tu también sientes lo mismo que yo…

-¿De qué hablas?

-Cuando… tu… y….yo… bailamos, aquella sensación- decía acercándose poco a poco a mi-¿Lo sentiste?

-No se dé que hablas- dije retrocediendo, pero para mi mala suerte choque con el lavabo-No… no… no te… acer… ques.

Se acerco peligrosamente a mí, y junto nuestros cuerpos, pude sentir todo el calor que emanaba, pude sentir con toda claridad, el problema que tenía en los pantalones, pude ser tu aliento cálido y con sabor a yerbabuena tan cerca de mi rostro; eran sensaciones que nunca antes había sentido; cerré los ojos degustándome de aquellas extraordinarias sensaciones.

-Se…-susurró en mi oído- Se que es muy pronto, yo mismo lo sé; pero…hay algo que, no sé cómo explicarte, creo que fue mucho más fuerte que el amor a primera vista.

¿Estaba diciendo que me amaba?

-No, tú me gustas mucho, desde que te vi Bella- contesto él a mi pregunta no hablada- Y desde hace un largo tiempo quiero probar esos labios carnosos que me hacen la atenta invitación a saborearlos

Oh. Oh. Ahora miraba atentamente mi boca; y lo que era todavía mucho más peor, era de que yo había sentido lo mismo que él; la descarga eléctrica, aquella sensación que era mucho más fuerte que amor a primera vista, nerviosismo y mariposas en mi estomago.

Estoy putamente jodida.

Entonces, hice algo de lo que no me creía capaz… hasta ahora. Lo besé.

¡Santísima Madre! Sus labios eran el mismo paraíso; tan suaves fieros y perfectos… Hmm la delicia pura, el sorprendido al principio no correspondió mi beso; pero después me tomo por la cintura y me apretó contra él, se sentía tan jodidamente bien, su labios llevaban el ritmo de nuestro beso; su lengua recorría lentamente mi labio inferior haciendo más glorioso el acto, seguido pidiendo paso a entrar a mi boca. Le concedí el permiso y pude degustarme de los más suculentos sabores que había en su boca, tan perfecto.

La temperatura y el deseo comenzaban a subir de tono, sus manos recorrían ansiosas cada curva mía, pero sin pasar los limites, mis manos se enredaban en su cabello oscuro, jalándolo de vez en cuando haciendo que él gimiera de placer, entonces el en un acto desesperado me sentó en el lavabo, yo enrede mis piernas alrededor de su cintura y nos juntamos un poco más, ambos estábamos demasiado excitados y entregados, poco a poco Jacob bajaba por mi cuello dejando besos y mordisco de puro placer por el mismo, después subió y me mordió el lóbulo de la oreja lo que hizo que me mojara aun más y suspirará de placer.

"Bella…Reacciona, ¡mujer él es casado! Isabella, para esto, si no quieres dejar de ser virgen ahora!

Y esas palabras que salían de no sé donde rayos, me obligaron a alejarme de él poco a poco, ambos respirábamos irregularmente, tratando de acaparar más oxigeno, nuestros pechos estaban a un ritmo desacelerado y nuestras frentes estaban juntas, yo tenía los ojos cerrados, no quería verlo y darme cuenta que solo lo hizo porque soy una chiquilla de apenas dieciocho años. Si era eso lo que quiso, pues casi lo logró.

-Esto…esto… no tuvo que pasar- le dije una vez ya tranquila

-¿No te gusto?- pregunto mirándome directamente a los ojos sin separar nuestras frentes- ¿No te gusto Bella?

-Claro que me gusto, demasiado diría yo, pero…- tenía que ser ahora o nunca- Eres casado, mayor que yo por nueve años, y yo solo soy, una chiquilla a comparación de tu mujer, no debía de pasar esto

-Yo también se eso- contesto- Se que soy casado, sé que soy nueve años mayor que tu; pero no eres menos bonita que Reneesme, además a mí también me gusto.

Me sonroje ante su comentario. Al menos le parecía igual de bonita que su esposa…No. Despierta Bella, vuelve a la realidad.

-Lo siento- dije separándome de él, bajándome del lavabo y acomodando mi cabello y vestido- Esto no tuvo que pasar.

-Pero Bella…- trataba de alegar él

-Nos vemos…Señor Black

Y me salí del baño dejando aquel hombre que por primera vez me hizo sentir mujer.

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Ya no regresé a la mesa, no quería quedar en evidencia con los demás de mi repentina desaparición y mis constantes sonrojos frente a Jake, así que para despejar mi cabeza, decidí ir a dar una vuelta por el jardín, para que me diera un poco de aire fresco y pudiera pensar con claridad.

La noche estaba un poco fresca, pero estaba agradable el clima, así que no importaba el clima, solo quería sentir la brisa chocar contra mi rostro y despejarme un poco. Pero a cada momento que cerraba los ojos, las imágenes se arremolinaban en mi mente y una y otra vez pasaba como película el beso que nos habíamos dado Jacob y yo.

¿Qué tiene Dios contra mí?

El era un hombre prohibido, porque era mucho mayor que yo, estaba casado y era uno de los socios de mi jefe. ¿Podría pasar algo peor? Con esa pregunta, y algunas imágenes de nuestro beso, camine por aquel jardín hermoso y grande, hasta que algo hizo que me detuviera en seco.

Mis ojos no podían creer lo que veían.

Edward, mi jefe, sentado en una banca alejada de la luz de los foquitos, besándose apasionadamente con… ¿quién era esa mujer? Claro estaba que no era su mujer, porque no tenía el vestido dorado, así que poco a poco sigilosamente me acerque y tuve que taparme la boca de tanto asombro.

Era la esposa de Jacob. Mi jefe y la esposa de Jake; se estaban besando y manoseando a las afueras del evento. Esto damas y caballeros…Era lo peor que me pudo pasar en la noche.

Primero: sentir esas extrañas sensaciones con Jacob.

Segundo: Besarlo de una manera tan maravillosa, que quería repetirlo otra vez.

Tercero: Ver a su flamante esposa, con mi jefe, besándose y pasando de primera base.