Te amaremos hasta que nuestro corazón deje de latir

28 de mayo de 2012

Atraccion prohibida



Capitulo 8: ¿Cómplices?

Bella P.O.V
Encontramos un poco difícil, el que yo me saliera de la oficina de Jake, ya que Leah, seguía fastidiando; algo que en lo personal me molesto… ¿Acaso no tenía a quien fastidiar? ¡Ah! Lo había olvidado; ella es la asistente de Jake y yo, me había borrado del mapa.
-Jake…-susurré su nombre lo más bajo que pude- ¿Como se supone que saldré de aquí?
-Tranquila- me decía observando desde la ventana- ¿Acaso ya no quieres estará aquí conmigo?
-No, no, claro que si, solo que… ¿Y si sospechan?
-¿Tan malo soy?
Su pregunta me hizo soltar unas pequeñas risas, que tuve que tapar con mis manos. No él no era malo, al contrario era muy bueno demasiado, según mi pobre opinión; sol que me preocupa el manchar la reputación de ambos. ¿Qué dirán de la joven asistente del señor Cullen cuando se enteren de que ella mantiene una relación con uno de sus socios, el cual, nunca le había puesto el cuerno a su flamante esposa?
Bueno, sinceramente; me importaba un reverendo pepino lo que pensarán de nuestra relación. Sonreí ante esa palabra, no podía evitarlo y al parecer Jake lo noto.
-¿Tengo monos en la cara?
-No Jake- dije tratando de calmar las risas- Solo que… nada
-Dilo- dijo dando completamente la vuelta y mirándome fijamente- ¿Bella?
-Es que…- sentía como poco a poco subía el calor por mis ahora ya enrojecidas mejillas
-¿Si…?- me incitaba a seguir
-Pensé en la relación que ahora tenemos tú y yo- confesé
-¿Y es malo?- dijo algo… ¿Preocupado?
-Yo…
Jake lentamente se acerco a mi hasta plantarse frente mío y así yo poder admirar su hermoso rostro; en sus ojos había un sinfín de sentimientos, había alegría, pero a la vez, había tristeza y miedo… quizás eso; tomo mi rostro entre sus morenas y grandes manos, y me acerco poco a poco a él, ambos cerramos los ojos, y juntamos nuestros labios en un casto pero magnifico beso, en el cual ambos decíamos todo.
-Tú no mereces esto…-susurro una vez que ambos nos alejamos para tomar un poco de aire- no mereces esta relación; ¿Qué pensarán de ti? Yo no quiero que piensen mal de ti, porque tú eres una persona muy noble, eres un ángel al cual no se le debe de tratar mal, mereces lo mejor; no una relación en donde te escondas, donde nos escondamos, donde…
-Tranquilo- dije poniendo una mano en su pecho- Te ahogaras con tantas palabras; Jake yo quiero esto- dije remarcando el "quiero", sus ojos se abrieron como platos- Lo que sea que tengamos, mientras sea contigo-confesé
-Ay Bella- dijo abrazándome- Te juro que pronto, nuestra relación no tendrá que ser ocultada de nadie, te quiero
-Lo sé, también te quiero Jake- dice apretándolo más contra mí.
En ese momento, todo se detuvo, el tiempo, el sonido, el aire, solo éramos él y yo. Solo los dos; cómplices de un secreto, que hacía que ambos corriéramos riesgos, pero que, estábamos dispuestos a correrlos si eran juntos. Mi corazón latía a una velocidad inverosímil, cuando el pronuncio aquellas dos tiernas palabras "te quiero" que casi quise saltar de alegría y decirle te amo; pero sabía que era demasiado pronto para esa palabra. ¿En realidad lo amaba?
Estaba segura de que si, ya que nunca había sentido estas sensaciones y sentimientos con ningún hombre, ni si quiera con los chicos de mi edad que trataron de acortejarme, con nadie, solo con él.
-Bien- dijo separándose lentamente de mí; y dirigiéndose a la puerta.- Veré si sigue Leah, y así podrás escapar
-Ni que fuera fugitiva- conteste divertida
-Lo eres… Eres fugitiva de Leah
-Tienes razón.
Entonces lentamente abrí la puerta, saco su cabeza y miro a todos lados; me hizo ademan con su mano para que me acercara, a la cuál obedecí, salió de ahí y fue a dar una vuelta para ver si no había nadie en realidad; una vez despejado el lugar, regreso y me besos fugazmente en los labios
-Te vero en la noche-
-Claro- conteste
Y Salí disparada a la oficina de Edward; una vez adentro, cerré de nuevo la puerta y le puse seguro. Solté todo el aire que traía agrupado en mis pulmones.
-Terreno peligro Isabella- me recrimine a mi misma- Condenadamente peligroso; pero bien que te gusta.
El resto de lo que quedaba de la tarde; me quede encerrada en la oficina de Edward, haciendo los trabajos que me encargo, cancelando citas y contestando algunas llamadas que recibía. Gracias a Dios no había señales de vida de Leah; y ni si quiera se molesto en hablarme por el mensajero, ni nada. Se lo agradecí mentalmente. Cuando menos lo pensé ya eran las siete y media de la noche, el tiempos sí que había pasado rápido; me estire perezosamente en la silla de Edward, y apague el computador, guarde lo que había utilizado y ordene sus cosas. Salí de la oficina y me sorprendió el no ver a Leah en su lugar, todo estaba ordenado, como si ya se hubiera ido. Me senté en mi escritorio, y apague el ordenador, guarde mis pocas cosas, y cerraba mis cajones con llave; cuando un olor extremadamente masculino, y el cual ya reconocía se colaba por mi nariz.
Alce mi cabeza y me encontré con esos hermosos ojos, y una sonrisa deslumbrante
-¿Nos vamos?
-¿Y Leah?
-Se fue temprano, se excuso, de que tenía una cita y para eso te andaba buscando
-rayos…-murmuré
-Si, al menos tuve una buena excusa, del porque no estabas
-¿Qué le dijiste?
-Pues…- dijo mientras ambos avanzábamos hacia el elevador- Le dije que te habías caído y raspado una rodilla, te lleve a servicios médicos y que te dieron un analgésico y esas cosas.
-No soy mala con el equilibrio- me defendí
-Lo sé- sonrió ampliamente
-¿Entonces?- conteste entrando él en elevador y cruzándome de brazos
-Lo dije porque…- apretó el botón de "planta baja" se cerraron las puertas y una vez cerradas se acerco demasiado a mí y me susurro en el oído- ¿Cómo explicarás esa raspadura en tu rodilla?
-¿Qué…?
Mire hacia donde estaba la vista de Jake, y pude ver, que en mi rodilla izquierda había una pequeña cortada, de la cual solo quedaba el rastro de sangre seca.
-Ohh…-murmuré- Ya recuerdo
-¿Ahora me entiendes?
Lo cierto es que había olvidado, aquel pequeño dolor que tuve en mi rodilla izquierda, cuando me hinque sobre Jake, en su escritorio, recuerdo que sentí una punta encajarse en mi rodilla pero no le di la mayor importancia en ese momento, ahora, recordaba vagamente el dolor.
-Gracias- murmure
-No hay de que- dijo con una enorme sonrisa que me deslumbro un poco- ¿Te puedo llevar a tu casa?
-no, no quiero ser una molestia, no quiero que piensen mal de ti, no quiero…
-Sshhh-dijo poniendo en dedo en mi boca- Primero no es molestia, segundo, ¿Qué tiene de malo de que el jefe lleve a la mejor amiga de su asistente, que también es su amiga?
-Pues… nada supongo. Conteste
-Anda, no pasara nada malo, lo prometo
-De acuerdo- conteste
Cuando el elevador llego a la planta baja, ambos salimos del lugar y me despedí con la mano de Ángela, la cual me miraba entre confundida y feliz. Jake abrió la puerta del edificio para que saliéramos; después me condujo a lo que era el estacionamiento, que quedaba a unos cuantos del edificio de trabajo. La noche estaba tranquila, la luna brillaba en su mayor resplandor, y las estrellas hacían esa combinación perfecta con la reina de la noche; aunque debo de admitir, que hacia un poco de fresco, me abrace, para entrar un poco en calor, pero Jake al notar esto, se quito su chaqueta y me la ofreció poniéndola en mis brazos llenándome de su olor característico: bosque y naturaleza, y con ese olor masculino que lo hacía demasiado perfecto.
-¿No te lleves mi chaqueta vale?- dijo divertido
¡Ugh! Me había pillado oliendo su chaqueta, avergonzada gire mi rostro, y solo lo seguí, ambos entramos en el estacionamiento y lo seguí entre los coches, hasta detenernos en un hermoso auto color negro.
-¿Es… Es tuyo?- pregunte fascinada
-Si es mío- dijo con orgullo- Es un…
-Camaro 2010- finalice por él
-¿Te gustan los coches?- pregunto fascinado
-Sí, mucho
Mis dedos rosaban delicadamente la pintura negra de aquel hermoso monumento de coche, me era increíble, pensé que solo podría ver un auto así solo en las revistas, pero ahora, era realidad, rodee el auto y lo toque con mi mano degustando el frio del coche.
-Te ves tan hermosa haciendo eso- dijo Jake a mis espaldas.
-Lo siento- dije volteándolo a ver y me percate de que sus ojos estaban dilatados- ¿Nos vamos?
-Claro- contesto con un poco de dificultad.
Me abrió la puerta como todo un caballero y entré en el coche, por dentro era demasiado hermoso, de fantasía.
-¿Te gusta verdad?- dijo Jake a mi lado, ni si quiera me había dado cuenta en qué momento se adentro en el
-Sí, es hermoso
-Bueno- dijo encendiendo el motor, y un suave ronroneo comenzó- Vámonos
Durante el trayecto, estuvimos escuchando música, y concordamos con muchos gustos, el odiaba la captsu y yo odiaba la mostaza; a ambos nos gustaban green day, Muse, my chemical romance, gunsn'rose y un sinfín de artistas. El odiaba a Justin bieber* mientras que a mí, solo me gustaba una que otra canción del niño que parecía niña. Le dije por donde irse, los atajos o caminos que tomará, bromeamos un poco y cantamos, era divertido pasar el tiempo con él.
-Llegamos señorita
-Gracias… ¿Cómo puedo pagarle señor?
-Huum…-dijo meditándolo- Primero no me digas señor, me siento muy viejo y no lo estoy; segundo… quizás, con un beso
-De acuerdo- dije divertida
Y me acerque para besar su mejilla, me retiré de él y en su rostro estaba dibujado un hermoso puchero, una carita de perrito abandonado. Traté de no reírme pero me fue imposible.
-Aww…-dije- jaja… no dijiste donde querías el beso
-Lo quiero aquí
Y estampo sus labios contra los míos. Parecieron siglos desde que ambos nos habíamos besados, los dos reclamábamos con impaciencia los labios del otro, nuestras bocas danzaban al mismo ritmo y se fundían en una sola, sus manos no tardaron en acercarme un poco más a él, y mis manos se enredaban en su hermoso cabello negro. Cuando el aire hizo acto presencia ambos nos separamos tratando de alcanzar un poco de aire.
-Wooow-dije jadeando
-Yo quiero de esos besos
-Son buenos- contesté
Se acerco y me beso tiernamente en la frente y después depositar un casto beso en mis labios un poco hinchados.
-¿Cuídate si?
-Claro- conteste- Cuídate tu también
-Lo haré
-Te quiero- dije besando sus labios una última vez
-Yo también te quiero Bella, duerme bien
Salí de su coche, y camine hacia la entrada de la casa, me di la vuelta y pude ver cómo me sonreía desde el asiento del copiloto, encendía el motor y se perdía en la lejanía y la oscuridad.
Estaba perdida. Pero Feliz.
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El fin de semana pasó sin ningún acontecimiento nuevo, más que Jake, había conseguido mi número de teléfono, y me marcaba cada vez que podía. Las siguientes semanas, el y yo, teníamos la misma estúpida sonrisa plantada en la boca. Leah se dio cuenta de ello, me pregunto y yo solo atine a decirle que me gustaba alguien y que ese alguien me correspondía. Edward, no pareció darse cuenta de lo que sucedía con su socio o conmigo; y de la noche a la mañana Jake y yo, éramos "buenos amigos" Jessica, la chica de hace algunos meses con la cual había tenido un problema y su amante, me acosaba preguntándome si había algo entre Black y yo. Obviamente yo lo negaba, trato de mostrarse amistosa, para que le dijera la verdad, pero simplemente se gano negativas de mi parte.
Todo iba bien; Jake, y yo a veces nos veíamos a escondidas, y nos dábamos una pequeña sesión de besos, abrazos y caricias; desde un principio el me dijo que no quería sexo conmigo, que quería hacerme el amor, & que yo fuera su mujer, pero que primero tendría que arreglar los asuntos con su mujer y esas cosas. Yo le creía, sabía que él estaría dispuesto a dejar a su fétida esposa por mí; bueno, no lo estaba del todo, pero las palabras de él me lo aseguraban.
Leah y yo estábamos en la cocina comiendo un pequeño refrigerio, mientras ella tomaba una taza de café yo me comía un delicioso plato de frutas.
-A veces Jacob y tu, sonríen de una manera tan… sospechosa- dijo Leah entrecerrando los ojos.
-¿De qué hablas?- dije un poco nerviosa
-De que… parecen cómplices…en algo ¿Isabella?
-Dime- conteste
-¿Algo que quieras decirme?
-Yo... esté… pues…
-Si somos cómplices- salió en mi rescate Jake
Leah lo miro con las cejas alzadas y cruzada de brazos esperando su respuesta
-Pero… no puedo decirte lindura
-¿Por qué?- hizo puchero
-Porque… es sorpresa
Ni esa yo me lo esperaba. Ambas o miramos con ojos muy abiertos y la sorpresa era un digno poema en mi rostro. ¿Qué planeaba aquel hombre? ¿Matarme de un infarto?
-Cómplice… -dijo dirigiéndose a mí- Te veo en la oficina
Y se fue caminado con andares de Dios hasta su oficina, si que era condenadamente sexy. Cómplice aquella palabra sonaba tan bien y eso éramos, cómplices de un amor prohibido.

1 comentario:

  1. que Leah ya no sea tan entrometida!!!! porque el que busca encuentra =P
    jajajaja bueno es el toque de peligro

    felicidades =)

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