Capitulo 8: ¿Cómplices?
Bella P.O.V
Encontramos un poco difícil, el que yo me saliera de la
oficina de Jake, ya que Leah, seguía fastidiando; algo que en lo personal me
molesto… ¿Acaso no tenía a quien fastidiar? ¡Ah! Lo había olvidado; ella es la
asistente de Jake y yo, me había borrado del mapa.
-Jake…-susurré su nombre lo más bajo que pude- ¿Como se
supone que saldré de aquí?
-Tranquila- me decía observando desde la ventana- ¿Acaso ya
no quieres estará aquí conmigo?
-No, no, claro que si, solo que… ¿Y si sospechan?
-¿Tan malo soy?
Su pregunta me hizo soltar unas pequeñas risas, que tuve que
tapar con mis manos. No él no era malo, al contrario era muy bueno demasiado,
según mi pobre opinión; sol que me preocupa el manchar la reputación de ambos.
¿Qué dirán de la joven asistente del señor Cullen cuando se enteren de que ella
mantiene una relación con uno de sus socios, el cual, nunca le había puesto el
cuerno a su flamante esposa?
Bueno, sinceramente; me importaba un reverendo pepino lo que
pensarán de nuestra relación. Sonreí ante esa palabra, no
podía evitarlo y al parecer Jake lo noto.
-¿Tengo monos en la cara?
-No Jake- dije tratando de calmar las risas- Solo que… nada
-Dilo- dijo dando completamente la vuelta y mirándome
fijamente- ¿Bella?
-Es que…- sentía como poco a poco subía el calor por mis
ahora ya enrojecidas mejillas
-¿Si…?- me incitaba a seguir
-Pensé en la relación que ahora tenemos tú y yo- confesé
-¿Y es malo?- dijo algo… ¿Preocupado?
-Yo…
Jake lentamente se acerco a mi hasta plantarse frente mío y
así yo poder admirar su hermoso rostro; en sus ojos había un sinfín de
sentimientos, había alegría, pero a la vez, había tristeza y miedo… quizás eso;
tomo mi rostro entre sus morenas y grandes manos, y me acerco poco a poco a él,
ambos cerramos los ojos, y juntamos nuestros labios en un casto pero magnifico
beso, en el cual ambos decíamos todo.
-Tú no mereces esto…-susurro una vez que ambos nos alejamos
para tomar un poco de aire- no mereces esta relación; ¿Qué
pensarán de ti? Yo no quiero que piensen mal de ti, porque tú eres una persona
muy noble, eres un ángel al cual no se le debe de tratar mal, mereces lo mejor;
no una relación en donde te escondas, donde nos escondamos, donde…
-Tranquilo- dije poniendo una mano en su pecho- Te ahogaras
con tantas palabras; Jake yo quiero esto- dije remarcando el
"quiero", sus ojos se abrieron como platos- Lo que sea que tengamos,
mientras sea contigo-confesé
-Ay Bella- dijo abrazándome- Te juro que pronto, nuestra
relación no tendrá que ser ocultada de nadie, te quiero
-Lo sé, también te quiero Jake- dice apretándolo más contra
mí.
En ese momento, todo se detuvo, el tiempo, el sonido, el
aire, solo éramos él y yo. Solo los dos; cómplices de un secreto, que hacía que
ambos corriéramos riesgos, pero que, estábamos dispuestos a correrlos si eran
juntos. Mi corazón latía a una velocidad inverosímil, cuando el pronuncio
aquellas dos tiernas palabras "te quiero" que casi quise
saltar de alegría y decirle te amo; pero sabía que era demasiado pronto para
esa palabra. ¿En realidad lo amaba?
Estaba segura de que si, ya que nunca había sentido estas
sensaciones y sentimientos con ningún hombre, ni si quiera con los chicos de mi
edad que trataron de acortejarme, con nadie, solo con él.
-Bien- dijo separándose lentamente de mí; y dirigiéndose a
la puerta.- Veré si sigue Leah, y así podrás escapar
-Ni que fuera fugitiva- conteste divertida
-Lo eres… Eres fugitiva de Leah
-Tienes razón.
Entonces lentamente abrí la puerta, saco su cabeza y miro a
todos lados; me hizo ademan con su mano para que me acercara, a la cuál
obedecí, salió de ahí y fue a dar una vuelta para ver si no había nadie en
realidad; una vez despejado el lugar, regreso y me besos fugazmente en los
labios
-Te vero en la noche-
-Claro- conteste
Y Salí disparada a la oficina de Edward; una vez adentro,
cerré de nuevo la puerta y le puse seguro. Solté todo el aire que traía
agrupado en mis pulmones.
-Terreno peligro Isabella- me recrimine a mi misma-
Condenadamente peligroso; pero bien que te gusta.
El resto de lo que quedaba de la tarde; me quede encerrada
en la oficina de Edward, haciendo los trabajos que me encargo, cancelando citas
y contestando algunas llamadas que recibía. Gracias a Dios no había señales de
vida de Leah; y ni si quiera se molesto en hablarme por el mensajero, ni nada.
Se lo agradecí mentalmente. Cuando menos lo pensé ya eran las siete y media de
la noche, el tiempos sí que había pasado rápido; me estire perezosamente en la
silla de Edward, y apague el computador, guarde lo que había utilizado y ordene
sus cosas. Salí de la oficina y me sorprendió el no ver a Leah en su lugar,
todo estaba ordenado, como si ya se hubiera ido. Me senté en mi escritorio, y
apague el ordenador, guarde mis pocas cosas, y cerraba mis cajones con llave;
cuando un olor extremadamente masculino, y el cual ya reconocía se colaba por
mi nariz.
Alce mi cabeza y me encontré con esos hermosos ojos, y una
sonrisa deslumbrante
-¿Nos vamos?
-¿Y Leah?
-Se fue temprano, se excuso, de que tenía una cita y para
eso te andaba buscando
-rayos…-murmuré
-Si, al menos tuve una buena excusa, del porque no estabas
-¿Qué le dijiste?
-Pues…- dijo mientras ambos avanzábamos hacia el elevador-
Le dije que te habías caído y raspado una rodilla, te lleve a servicios médicos
y que te dieron un analgésico y esas cosas.
-No soy mala con el equilibrio- me defendí
-Lo sé- sonrió ampliamente
-¿Entonces?- conteste entrando él en elevador y cruzándome
de brazos
-Lo dije porque…- apretó el botón de "planta baja"
se cerraron las puertas y una vez cerradas se acerco demasiado a mí y me
susurro en el oído- ¿Cómo explicarás esa raspadura en tu rodilla?
-¿Qué…?
Mire hacia donde estaba la vista de Jake, y pude ver, que en
mi rodilla izquierda había una pequeña cortada, de la cual solo quedaba el
rastro de sangre seca.
-Ohh…-murmuré- Ya recuerdo
-¿Ahora me entiendes?
Lo cierto es que había olvidado, aquel pequeño dolor que
tuve en mi rodilla izquierda, cuando me hinque sobre Jake, en su escritorio,
recuerdo que sentí una punta encajarse en mi rodilla pero no le di la mayor
importancia en ese momento, ahora, recordaba vagamente el dolor.
-Gracias- murmure
-No hay de que- dijo con una enorme sonrisa que me deslumbro
un poco- ¿Te puedo llevar a tu casa?
-no, no quiero ser una molestia, no quiero que piensen mal
de ti, no quiero…
-Sshhh-dijo poniendo en dedo en mi boca- Primero no es
molestia, segundo, ¿Qué tiene de malo de que el jefe lleve a la mejor amiga de
su asistente, que también es su amiga?
-Pues… nada supongo. Conteste
-Anda, no pasara nada malo, lo prometo
-De acuerdo- conteste
Cuando el elevador llego a la planta baja, ambos salimos del
lugar y me despedí con la mano de Ángela, la cual me miraba entre confundida y
feliz. Jake abrió la puerta del edificio para que saliéramos; después me
condujo a lo que era el estacionamiento, que quedaba a unos cuantos del
edificio de trabajo. La noche estaba tranquila, la luna brillaba en su mayor
resplandor, y las estrellas hacían esa combinación perfecta con la reina de la
noche; aunque debo de admitir, que hacia un poco de fresco, me abrace, para
entrar un poco en calor, pero Jake al notar esto, se quito su chaqueta y me la
ofreció poniéndola en mis brazos llenándome de su olor característico: bosque y
naturaleza, y con ese olor masculino que lo hacía demasiado perfecto.
-¿No te lleves mi chaqueta vale?- dijo divertido
¡Ugh! Me había pillado oliendo su chaqueta, avergonzada gire
mi rostro, y solo lo seguí, ambos entramos en el estacionamiento y lo seguí
entre los coches, hasta detenernos en un hermoso auto color negro.
-¿Es… Es tuyo?- pregunte fascinada
-Si es mío- dijo con orgullo- Es un…
-Camaro 2010- finalice por él
-¿Te gustan los coches?- pregunto fascinado
-Sí, mucho
Mis dedos rosaban delicadamente la pintura negra de aquel
hermoso monumento de coche, me era increíble, pensé que solo podría ver un auto
así solo en las revistas, pero ahora, era realidad, rodee el auto y lo toque
con mi mano degustando el frio del coche.
-Te ves tan hermosa haciendo eso- dijo Jake a mis espaldas.
-Lo siento- dije volteándolo a ver y me percate de que sus
ojos estaban dilatados- ¿Nos vamos?
-Claro- contesto con un poco de dificultad.
Me abrió la puerta como todo un caballero y entré en el
coche, por dentro era demasiado hermoso, de fantasía.
-¿Te gusta verdad?- dijo Jake a mi lado, ni si quiera me
había dado cuenta en qué momento se adentro en el
-Sí, es hermoso
-Bueno- dijo encendiendo el motor, y un suave ronroneo
comenzó- Vámonos
Durante el trayecto, estuvimos escuchando música, y
concordamos con muchos gustos, el odiaba la captsu y yo odiaba la mostaza; a ambos
nos gustaban green day, Muse, my chemical romance, gunsn'rose y
un sinfín de artistas. El odiaba a Justin bieber* mientras que a
mí, solo me gustaba una que otra canción del niño que parecía niña. Le dije por
donde irse, los atajos o caminos que tomará, bromeamos un poco y cantamos, era
divertido pasar el tiempo con él.
-Llegamos señorita
-Gracias… ¿Cómo puedo pagarle señor?
-Huum…-dijo meditándolo- Primero no me digas señor, me
siento muy viejo y no lo estoy; segundo… quizás, con un beso
-De acuerdo- dije divertida
Y me acerque para besar su mejilla, me retiré de él y en su
rostro estaba dibujado un hermoso puchero, una carita de perrito abandonado.
Traté de no reírme pero me fue imposible.
-Aww…-dije- jaja… no dijiste donde querías el beso
-Lo quiero aquí
Y estampo sus labios contra los míos. Parecieron siglos
desde que ambos nos habíamos besados, los dos reclamábamos con impaciencia los
labios del otro, nuestras bocas danzaban al mismo ritmo y se fundían en una
sola, sus manos no tardaron en acercarme un poco más a él, y mis manos se
enredaban en su hermoso cabello negro. Cuando el aire hizo acto presencia ambos
nos separamos tratando de alcanzar un poco de aire.
-Wooow-dije jadeando
-Yo quiero de esos besos
-Son buenos- contesté
Se acerco y me beso tiernamente en la frente y después
depositar un casto beso en mis labios un poco hinchados.
-¿Cuídate si?
-Claro- conteste- Cuídate tu también
-Lo haré
-Te quiero- dije besando sus labios una última vez
-Yo también te quiero Bella, duerme bien
Salí de su coche, y camine hacia la entrada de la casa, me
di la vuelta y pude ver cómo me sonreía desde el asiento del copiloto, encendía
el motor y se perdía en la lejanía y la oscuridad.
Estaba perdida. Pero Feliz.
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El fin de semana pasó sin ningún acontecimiento nuevo, más
que Jake, había conseguido mi número de teléfono, y me marcaba cada vez que
podía. Las siguientes semanas, el y yo, teníamos la misma estúpida sonrisa
plantada en la boca. Leah se dio cuenta de ello, me pregunto y yo solo atine a
decirle que me gustaba alguien y que ese alguien me correspondía. Edward, no
pareció darse cuenta de lo que sucedía con su socio o conmigo; y de la noche a
la mañana Jake y yo, éramos "buenos amigos" Jessica, la chica de hace
algunos meses con la cual había tenido un problema y su amante, me acosaba
preguntándome si había algo entre Black y yo. Obviamente yo lo negaba, trato de
mostrarse amistosa, para que le dijera la verdad, pero simplemente se gano
negativas de mi parte.
Todo iba bien; Jake, y yo a veces nos veíamos a escondidas,
y nos dábamos una pequeña sesión de besos, abrazos y caricias; desde un
principio el me dijo que no quería sexo conmigo, que quería hacerme el amor,
& que yo fuera su mujer, pero que primero tendría que arreglar los asuntos
con su mujer y esas cosas. Yo le creía, sabía que él estaría dispuesto a dejar
a su fétida esposa por mí; bueno, no lo estaba del todo, pero las palabras de
él me lo aseguraban.
Leah y yo estábamos en la cocina comiendo un pequeño
refrigerio, mientras ella tomaba una taza de café yo me comía un delicioso
plato de frutas.
-A veces Jacob y tu, sonríen de una manera tan… sospechosa-
dijo Leah entrecerrando los ojos.
-¿De qué hablas?- dije un poco nerviosa
-De que… parecen cómplices…en algo ¿Isabella?
-Dime- conteste
-¿Algo que quieras decirme?
-Yo... esté… pues…
-Si somos cómplices- salió en mi rescate Jake
Leah lo miro con las cejas alzadas y cruzada de brazos
esperando su respuesta
-Pero… no puedo decirte lindura
-¿Por qué?- hizo puchero
-Porque… es sorpresa
Ni esa yo me lo esperaba. Ambas o miramos con ojos muy
abiertos y la sorpresa era un digno poema en mi rostro. ¿Qué planeaba aquel
hombre? ¿Matarme de un infarto?
-Cómplice… -dijo dirigiéndose a mí- Te veo en la oficina
Y se fue caminado con andares de Dios hasta su oficina, si
que era condenadamente sexy. Cómplice aquella palabra sonaba
tan bien y eso éramos, cómplices de un amor prohibido.
que Leah ya no sea tan entrometida!!!! porque el que busca encuentra =P
ResponderBorrarjajajaja bueno es el toque de peligro
felicidades =)