La Fiesta
-Leah, no me pondré esto- dije negándome por enésima vez- no
lo haré y te dije que no compraras algo caro…
-Bella por Dios calla- dijo ella sentándose a mi lado en la
cama- Querida, es una noche súper especial, debes de ir hermosa, además ya te
dije que no me costó mucho, tómalo como un regalo de cumpleaños
-Pero Leah…
-Deja de quejarte- dijo poniéndose de pie- Además eres la
asistente de Cullen
-¿Y eso qué?
-Que…- dijo sacando el vestido de la caja- Todo lo que vaya
relacionado con Cullen, debe ser "perfecto"
-Puf, tu ganas, pero ya deja de molestar y deja me visto
-Ok, así se habla Bell's
Y ahí me encontraba yo, Isabella Swan, en el apartamento de
Leah Clearwater, envuelta en una toalla y en la cama un hermoso vestido negro,
que por petición de Leah y mi madre, me lo compraron; pero tenía que aceptarlo
era condenadamente hermoso ese vestido, las tres nos enamoramos a primera vista
de aquella hermosa creación.
Era un vestido negro largo de noche, que se pegaba
completamente a todas tus curvas y dejaba poco a la imaginación, su escote por
el frente era sencillo, solo dejaba ver la parte del cuello y un poco tus
pechos, pero el escote en la parte de atrás… era descarado, llegaba hasta la
altura de la espalda baja, dejando mucho a la imaginación, pero aquel tremendo
escote –que hacia sonrojarme- iba acompañado por unas tiras de hermosos
diamantes pequeños, haciendo que se viera sumamente elegante.
Después de colocarme la ropa interior un poco… pequeña
–gracias a Leah- y colocarme el vestido, me puse unas zapatillas con tacón; no
era amante de los tacones, pero para esta ocasión sería necesario llevar
zapatillas con tacón. Cuando salí de la habitación de Leah, la busque por todo
su departamento; era pequeño, pero muy bien cuidado y decorado, los sillones de
Leah eran varios pero estaban juntos formando un enorme sillón de color rojo,
frente a la televisión, las paredes del mismo eran blancas junto con el suelo.
-Bella deja de admirar el lugar y ven a que te maquille-
dijo Leah desde la barra de la cocina
-Claro- camine hacia ella
Leah se veía realmente hermosa, traía puesto un vestido
verde oliva, que se anudaba en el cuello, al igual que mi vestido se pegaba muy
bien a sus curvas, haciendo resaltar su busto, el vestido era largo y en la
parte inferior a la altura de los pies, se hacía unos pequeños holanes, en la
parte del pecho salía una línea dorada que adornaba el vestido desde la altura
de su pecho hasta la cintura. Y sus zapatillas eran del mismo tono del vestido.
-Te ves hermosa Leah
-Gracias- dijo sonrojándose un poco- Tu no te quedas atrás
-Gracias- decía mientras mis mejillas ardían
-Bueno tengo que maquillarte y peinarte, todavía tenemos una
hora para irnos
-De acuerdo, confió en ti Leah
Ella solo sonrió y me sentó en una de las altas sillas y comenzó
maquillándome los ojos, después las mejillas, labios etc., para después pasar a
mi cabello, después de una media hora Leah había terminado y me estaba
admirando en el espejo de su habitación, me veía bien, muy bien.
-Bueno, espero y el peinado y el maquillaje sirvan de algo,
aunque solo te acomode tu cabello para que sobresalieran tus hermosos bucles
-Calla- dije entre risas- Vámonos que será tarde
-Claro, tomo nuestros abrigos y nos vamos.
En todo el trayecto escuchamos música, platicamos cosas
banales y bromeábamos, Leah había pedido permiso para que yo me quedara a
dormir en su casa y mañana por la tarde yo regresará a casa. Mis padres como la
amaron desde que la vieron gustosos aceptaron. El trayecto fue corto, ya que a
Leah le gustaba la adrenalina –aunque a mí no tanto como a ella- llegamos en
diez minutos. Al llegar a la caseta entregamos nuestras invitaciones y él
vigilante a cargo nos dejo entrar una vez en la entrada principal, unos chicos
nos abrieron la puerta del coche, salimos de él, y ellos se llevaron el auto.
-¿Lista?- me pregunto una emociona Leah
-Creo que si- conteste
Y ambas entramos a la gran fiesta.
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-¡Bella! Qué bueno que viniste
-Hola Carlisle, ¿Cómo está?
-Bien y ¿Tu querida? Te ves hermosa
-Gracias- dije sonrojándome- Y estoy bien
-Mira te presento a mi esposa Esme Cullen
-Un gusto señora Cullen-dije extendiendo mi mano a una mujer
de cabello color caramelo, con su rostro en forma de corazón y con una actitud
muy maternal- Bella Swan
-El gusto es mío querida- dijo besando mis mejillas- Dime
Esme, que bueno que trabajes con mi hijo, en realidad le hacia falta alguien
eficiente como tu
-Gracias Esme, en realidad que her…
-Bella- dijo una voz a mis espaldas
OH-POR-DIOS
Lentamente me volteé y pude ver a mi sexy jefe. Esto Leah
tenía que verlo ¿Dónde estaba Leah?
Traía un esmoquin negro al igual que su padre, pero a él se
le veía tremendamente bien, una camisa blanca y una corbata dorada, todo él era
un poema, un dios griego encarnado en un simple mortal. Tuve que aclarar mis
pensamientos y tratar de examinarlo minuciosamente.
-Edward- dije extendiendo mi mano
-Se ve muy bien- me dijo tomando mi mano
-Gracias- dije sonrojándome y soltándola suya- ¿Puedo
ayudarle en algo?
-Solo que andes por ahí y preguntes a los invitados si se
les ofrece algo más, los Cullen y tu seremos los anfitriones del día de hoy
-Claro Edward, así será
-Hijo- dijo interrumpiéndonos Esme- déjala disfrutar de la
noche, ¿Dónde está Elizabeth?
-¡Esme!- se escucho una voz femenina a las espaldas de
Edward- ¡Esme querida!
-¡Oh Elizabeth!- dijo ella corriendo al encuentro de aquella
gloriosa mujer
-Ella es Elizabeth- dijo Carlisle muy cerca de mi oído
La mujer era igual de hermosa que su marido. Delgada,
cabello castaño claro, tez blanca y con un físico impresionante y el vestido
que traía era hermoso, un vestido de coctel dorado como la corbata de su
marido, de tirantes con brillantitos, y con un escote mucho mas provocativo que
el mío, haciendo que a la altura de los pies se le hiciera una cola con el
resto del vestido que colgaba
-Elizabeth… amor- dijo Edward
Ella acudió al llamado de su esposo dándole la mano con una
hermosa sonrisa, sus ojos eran de un azul tan profundo, que parecía que
observabas el mismo mar.
-Isabella, mi esposa Elizabeth; Elizabeth, mi nueva
asistente Isabella Swan
-Un gusto señora Cullen- dije extendiéndole la mano
-El gusto es mío- dijo de forma cordial y sin ningún rastro
de aquella bella sonrisa de hace algunos segundos, instantáneamente solté su
mano.
-Estaré por ahí- dijo Edward señalando una mesa- Por si se
ofrece algo Isabella
-Si señor Edward- dije mirando de reojo a una ¿malhumorada?
Esposa.
Una vez que se alejaron de mi vista panorámica, solté un
suspiro largo y profundo ¿Qué había sido eso? La esposa de Edward me odiaba, no
lo sabía, cierto, pero por la forma en que me trato, por cómo me miraba y por
cómo me saludo cualquiera diría que le caía mal.
"Basta de malos pensamientos, a lo que
vienes" me dije mentalmente
Borré cualquier rastro de temor y puse mi mejor sonrisa y mi
mejor actitud y fui por todo el lugar saludando a los invitados, presentándome
como una anfitriona más y ofreciendo cualquier cosa que se necesitará.
-Buenas noches…
-Que gusto verlo por aquí
-Que la pase maravilloso
Y discursos de ese tipo, eran como mi saludo de bienvenida,
después de andar vagando por un buen tiempo por todo el lugar, Carlisle se me
acerco indicándome que era la hora del banquete; con solo esas palabras salí en
dirección a la cocina a dar las instrucciones de que sirvieran la cena.
-Damas y caballeros- anunciaban por el micrófono
- A continuación se servirá el banquete.
-Hola, buenas noches- Saludé a un mesero de por ahí- Es hora
de que sirvan la cena
-Claro señorita- me contestó de una manera muy educada
-Por favor, que sea de la manera más rápida pero educada y
buena posible
-Así será
-Un gusto Sam, mi nombre es Leah
-El gusto es mío, linda
Me acerque para saber de donde provenían aquellas palabras y
pude ver que Leah, no perdía el tiempo y se estaba presentando con un hombre
que quizás fuera el jefe de cocina o algo así, ya que traía al igual que todos
un esmoquin negro y un moño. Y mi amiga, por su parte utilizaba de toda su
artillería para poder ligarse al nuevo chico, que por cierto estaba demasiado
bien para mi gusto.
-Hmm… ¿Leah?
-¿Bella?- dijo volteándose y acercándose a mi- ah Bell's, te
estuve buscando, pero no te encontré ven, quiero presentarte a alguien- dijo
jalándome hacía su nuevo amigo
-Sam, ella es mi amiga Bella; Bella él es Sam
-Un gusto Sam Uley- dijo apretando enérgicamente mi mano
-Bella Swan- correspondí su saludo
Estuvimos charlando amenamente por un buen momento ahí en la
cocina, hasta que Sam nos invito a su mesa; me había equivocado, el era un
empresario y fue invitado por uno de los socios de los Cullen y, para suerte de
Leah era soltero. Entre risa y bromas pasamos la noche los tres y otros amigos
de Sam, Embry que era el asistente personal de él, Irina que era una de las
hermanas de alguno de ellos y otras personas de las cuales no recuerdo el
nombre.
Pasado dos horas –comprobé checando mi reloj de pulsera-
decidí levantarme de la mesa y dar mi tour por el lugar observando porque todo
fuera a la perfección, Embry se ofreció a acompañarme a lo que acepte
encantada.
-Regresamos en un momento- anunció Embry
-Solo cuídala Call- dijo Irina
Ambos reímos por ello, durante el pequeño recorrido por el
lugar, platicamos de lo que hacíamos, nuestros gustos, aspiraciones, metas,
deseos y otras cosas triviales. Embry tenía veintidós años, era soltero estudió
la universidad, pero por problemas económicos no terminó así, que con lo poco
que sabía se metí a trabajar con Sam que al igual que la relación Jake/Leah,
era la misma situación Sam/Embry.
-Bueno, fue corto el tour- bromeo Embry
-lo siento, el recorrido termino- dije continuando la broma-
No se pueden tomar fotografías, la basura por favor deposítela en el cesto,
gracias
Ambos reímos ante la tonta broma de los dos. Cuando
regresamos a la mesa en la que estábamos Leah y yo, notamos que había otras dos
personas ocupando nuestros lugares, no sabíamos quienes eran, porque se
encontraban de espaldas. Embry y yo, nos acercamos para hacer acto de
presencia; y ambos curiosos por saber quiénes eran esas dos personas, cuando
Leah se percato de nuestra presencia corrió a mi encuentro
-¡Bella qué bueno que llegas!- dijo poniéndose a mi lado-
Mira te presentaré a alguien
Me arrastró a la mesa y le anuncio a los recién llegados.
-Bella te presento al Famoso Jacob Black y a su esposa
Reneesme Black
Y fue cuando por fin supe quien era Jacob Black.
haaaaa que emocion!!!1
ResponderBorrarya ya ya que se conozcan y todo jajajaja