Prefacio
Y ahí estaba yo, contra la pared de la oficina, tocando sus
musculosos brazos, su cabello negro como el azabache, mirando esos ojos cafés
tan hermosos y profundos llenos de pasión.
-Me gustas Bella
-Pero…- titubee-Tienes veintisiete años y yo dieciocho
-La Edad no importa- susurro contra mi oído
-Yo…no…
-Solo déjate llevar
Y me deje llevar por lo que mi corazón sentía
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